Del todo

Sabía lo que sentía en lo más profundo de su ser, sabía lo que le dictaba la razón, sabía que existían evidencias de sobra, pero aún así se resistía a ponerlo por escrito. Porque si lo escribía, sería aceptarlo y formalizarlo, y no sé sentía preparado para admitir que su historia con Ella había terminado, del todo.

Su tarro de las tristezas estaba demasiado lleno, su mundo demasiado vacío, su corazón demasiado roto.

Pese a todo

… Y pese a todo, más allá de su millar de problemas y preocupaciones, por encima de sus enfados y tristezas, antes de caer rendido ante el sueño y el cansancio, su último pensamiento seguía siendo para Ella.

Sólo para Ella.

Siempre para Ella.

Todo

Caminaba detrás de Ella, hablando de trivialidades con el resto del grupo, sin saber siquiera si estaba siguiendo la conversación: no podía despegar sus ojos de Su figura, del contoneo de Sus caderas, ni impedir que Su perfume inundara sus pulmones empujado por la brisa, ni dejar de escuchar Su voz por encima de las del resto.

Ella lo eclipsaba todo, Ella lo era todo.