Sus miradas

Mientras continuaba asimilando el cambio de rumbo que comenzaba a dar su vida, reflexionaba sobre lo poco con lo que habría llegado a confirmarse para ser un poquito feliz. Y se dio cuenta de que no necesitaba tener una aventura con Ella, no necesitaba que se acostaran o tuvieran sexo, ni siquiera necesitaba que se besaran, porque se habría conformado con Sus miradas; con aquellas miradas eternas y eléctricas, aquellas miradas que le gritaban que él no era un cualquiera, que él era especial para Ella.

Uno podía podía llegar a conformarse con poco cuando no se tenía nada.