Fue solo un momento, bajó la guardia solo un instante, y el maldito algoritmo traidor que parecía llevar días retirado atacó con toda su furia. Cuando él quiso reaccionar ya era tarde y se vio arrastrado por una inundación de reels y canciones que destaparon la tristeza, la añoranza, la impotencia y la necesidad que seguía teniendo de Ella. Daba igual que se intentase embarcar en nuevas empresas, daba igual cuánto se esforzase por disimular y mirar para otro lado, su mente la traía de vuelta una y otra vez.
Y eso, a pesar de que algo dentro de él le decía que todo había cambiado: no podía explicarlo, pero desde el domingo anterior en que Ella le escribió y él cortó la conversación por no recaer, sentía que ya no era igual, sentía Su ausencia. Como si Ella hubiera decidido quemar todos los puentes de una vez por todas. No se distancia ni de silencio como siempre, era la sensación de vacío, de Su vacío.
Quizá durante el fin de semana obtuviera alguna pista, pero recordó que Ella tenía planes con Sus amigas, así que lo normal sería que no tuviera ni noticias ni contacto ni nada de nada con Ella. Y aunque llegasen, él ya tenía marcado un camino diferente del que no podría escaparse tan fácilmente.
Vacío, aquella era la palabra. Un vacío de proporciones tan enormes y desoladoras que sólo podía haberlo dejado Ella. Su vacío.