Como siempre

Y, de repente, oyó su voz llamándole por su espalda. Se giró y allí estaba Ella, tan bella como siempre, atrapándole con sus ojos como siempre, haciendo que el mundo entero se desvaneciera, como siempre.

Pocos placeres eran comparables a encontrarse con Ella cuando menos se lo esperaba.

Siempre

Y llegó su respuesta. Fue sencilla y escueta, como para un vecino o un compañero de trabajo, como si nada pasara. Ni rastro de química, de conexión, de amor.

Él hizo un leve amago de intentar sonsacarle algo más, pero sabía que sería en vano, Ella ya se había alejado. Nunca comprendería por qué actuó así, sin mediar palabra, cuando tenían confianza más que suficiente para hablar de cualquier cosa, para que le anunciara que debía poner distancia. Pero Ella ya había decidido, y parecía no haber vuelta atrás.

Sus lágrimas iban a correr a raudales, pero se las tendría que enjugar él solo. Siempre solo.