Resbaladizo

Se tomó (obligado) un ansiolítico por primera vez en su vida y sí, se secaron las lágrimas que no conseguía contener en los ojos, pero nada más. El origen de su problema seguía incrustado en sus entrañas con todo el dolor y la tristeza.

Lo que sí reveló la píldora con abrumadora claridad es que, lejos de tocar fondo, el auténtico descenso a los infiernos sólo estaba a un palmo de distancia. Y el suelo era tan resbaladizo…