Regreso

Se suponía que era el momento para el optimismo y la complacencia: se acababa de estrenar el verano, había realizado un buen trabajo y estaba a punto de disfrutar de unas merecidas vacaciones para viajar y disfrutar de su tiempo libre. Y, sin embargo, le invadía la tristeza y la pesadumbre, y volvía a sentirse más solo que nunca.

Sencillamente, le aterraba que llegara la noche: los demonios habían regresado.