Refrenar

Se le hacía francamente difícil refrenar sus dedos cada vez que Ella le escribía que le echaba de menos: la parte de él que gritaba que había que insistir, que tenía que luchar por Ella como había dicho tantas veces surgía con fuerza, porque era evidente que la llama dentro de Ella seguía tan viva como lo estaba dentro de él.

Pero entonces trataba de ponerse en Su lugar, de sentir la lucha interna que Ella debía de estar librando, y optaba por callar. Porque al igual que él, aunque por motivos diferentes, Ella quería estar con una persona con la que no podía estar.