Ya había transcurrido una semana, pero tal y como decía una de sus canciones favoritas, él seguía cayendo y se sentía demasiado débil para volar, porque iba con el corazón abierto de par en par, y la única razón era Ella.
En su estado actual volar era una quimera, él se conformaba con ser capaz de aletear un poco para amortiguar el golpe cuando tocara fondo.