Premonitorio

Así que eso era todo lo que quedaba… Ya se lo había parecido, pero que tras preguntarle por Su situación laboral, sobre la que tanto habían hablado durante el último año, y que Ella le remitiera a uno de los chats de grupo que tenían en común ya había sido premonitorio. Pero darse cuenta a través de terceras personas de que no sabía nada de Ella, ni de Sus eventos, ni de Sus preocupaciones, ni de Su salud, ni de Sus momentos de asueto, ni de nada de nada que tuviera que ver con Ella… Aquello era definitivo.

La sensación era que Ella se había quitado un peso de encima cortando todo contacto, y que él volvía a jugar un papel muy, muy secundario en su vida, como había ocurrido años atrás. Pero con la diferencia de que, después de haberla tenido entre sus brazos y entre sus labios, de haberse fundido con Ella en uno solo, de haber experimentado el amor más pleno y absoluto, volver a sentirse prescindible e insignificante era peor que una condena a muerte.

Aquello se había acabado del todo, sin más. Cuanto antes se hiciera a la idea, mejor.