Nada en que pensar

Estuvo a punto de caer en la tentación de pasarse todo el domingo pensando en Ella y en si algo habría cambiado tras Su insistencia en que quedaran un rato en el bar de siempre a tomar algo.

Pero se contuvo, porque la respuesta era no: si hubiera cambiado algo, Ella se lo habría dicho.

Así que nada en que pensar, excepto en volver a encerrarse en su caparazón para no sentir, y en seguir buscando un camino por otro lado.

Pensar

Diferente carretera, diferente dirección y diferente destino, pero la misma rutina: arrancar, poner música, dejarse llevar y pensar en Ella. Pensar en lo que le diría si estuviera sentada a su lado; pensar en lo que estaría dispuesto a sacrificar por tenerla sentada a su lado; pensar en que, probablemente, nunca la tendría sentada a su lado.

Y, con cada canción, vuelta a empezar.