Ofrecimiento

Una semana atrás, le pareció una idea fantástica ofrecer su casa a todos los amigos para tomar una copa recién entrado el año nuevo, de forma que, aunque no iba a poder despedir el viejo con Ella por los malditos compromisos familiares de siempre, al menos sí podría empezar de cero otra vuelta al sol teniendo cerca a quien más amaba en el mundo. Pero cuando le propuso el plan que a otros sí pareció agradar, Ella contestó que no sabía, que la daba algo de pereza. Y si además e tenía en cuenta que, pese a verse dos días consecutivos casi no habían cruzado palabra, las perspectivas eran de todo menos halagüeñas.

Así que, tan sólo una semana después, la brillante idea se había convertido en un pésimo ofrecimiento que, ya solo por dignidad, se veía obligado a mantener, por más que supiera que tanto Ella como el resto acabarían declinando la invitación y él se encontraría comenzando el año nuevo de la misma forma que cerraba el viejo: decepcionado y solo. Como Ella le había dicho la última velada que compartieron, todo seguía igual, siempre seguía igual.

Siempre.