Oasis

Fue como un pequeño oasis en medio del desierto: chocó de la manera más tonta con una mujer al coger los calabacines en el supermercado. Tras un millar de disculpas, él le cedió su bolsa y el turno en la báscula, la mujer le pidió que la tuteara y charlaron un par de minutos animadamente. Luego se cruzaron varias veces por los pasillos y hubo miradas, sonrisas disimuladas, poses forzadas y atusamientos de pelo. Aunque pareció fortuito, se colocaron en cajas contiguas a la vez, dando pie a un cruce de miradas extrañamente intenso para dos desconocidos, igual que la breve pero cordial despedida al salir. Aún era capaz de reconocer las señales, había sido un flirteo en toda regla, y aquello le pintó una sonrisa en la cara por primera vez en lo que iba de día.

Al cabo de un rato, Ella volvió a ocupar su mente por completo, y la sonrisa se borró.