Nubarrones

Su ánimo estaba tan gris como las nubes, que anunciaban lluvia continuamente pero apenas dejaban caer nada. Él se sentía igual, a punto de muchas cosas, esperando gotas de vida que le pintasen una sonrisa por dentro y por fuera, agua que le limpiara de soledad, dificultades y quebraderos de cabeza.

Pero, al igual que con el tiempo, cada mañana al despertar solo de encontraba con calor bochornoso y nubarrones.

Nubarrones

Después de aquel pequeño rayo de sol que le había dado luz y calor el último par de días, volvían los negros nubarrones de la soledad y la tristeza a cubrir su cielo.

Y mientras se abrigaba cuanto podía y se acurrucaba junto al fuego, se preguntaba cuánto tiempo podía vivir un hombre con el corazón machacado y vacío.