Nueva normalidad

Aunque él continuaba enfrascado en su guerra particular para seguir respirando cada día, cuando se enteró de que Ella estaba atravesando problemas de salud volvió a sentir la vieja necesidad de correr a su encuentro, de ofrecerle su ayuda, su apoyo, su todo-lo-que-Ella-pudiese-necesitar. Como si Ella necesitase su protección, o su ayuda, o algo que viniera de él y no tuviera ya.

Así que al final le escribió porque no podía no hacerlo, se lo imponía su educación y su honestidad y lo que durante décadas había sentido por Ella. Pero, aunque sincero, se limitó a un mensaje formal, sin sentimentalismos ni ofrecimientos, sin brillantes armaduras, porque Ella ni lo deseaba ni probablemente lo esperara.

También en aquello había que adaptarse a la nueva normalidad.

Normalidad

Qué dura era la vuelta a la normalidad. Era capaz de acostumbrarse realmente rápido a pasar todo el día cerca de Ella, a mirarla en todo momento, a conversar y reír durante horas, a rondar por la casa aspirando su perfume continuamente.

Sin embargo, la vuelta a la rutina le costaba una eternidad. Le mataba no encontrar sus ojos buscándole igual que los suyos la buscaban a Ella, ni escuchar su risa, ni sentir el contacto de su piel al cruzarse, y a duras penas conseguía reprimir el impulso de escribirle cada diez minutos.

Qué dura era la vuelta al silencio…