Sabía que iba a verla. No iban a coincidir, no iban a charlar, no iban a compartir esfuerzos. Simplemente se cruzarían, un «hola y adiós«, a lo sumo. Otra nadería sin importancia, que le atravesaría como la hoja de la katana más afilada.
Sabía que iba a verla. No iban a coincidir, no iban a charlar, no iban a compartir esfuerzos. Simplemente se cruzarían, un «hola y adiós«, a lo sumo. Otra nadería sin importancia, que le atravesaría como la hoja de la katana más afilada.