Gastaba sus días debatiéndose entre la rabia, el enfado y la tristeza, sin poder llegar a creerse que todo estuviera acabando de aquella manera. Porque las escasas comunicaciones para quedar o para cerrar o no el plan de Nochevieja fueron a través de una tercera persona y con Sus planes ya hechos con otra gente. Ni siquiera a través del grupo que aún mantenían.
Así que mientras veía amanecer a través del cristal del coche que le llevaba al trabajo, sintió que entre tristeza, rabia o enfado, aquel día tocaba más tristeza