Perdía el tiempo en una red social viendo historias absurdas de gente idiota que no aportaban nada, cuando se sorprendió al escuchar un fragmento de la canción Lover, de Taylor Swift, como «banda sonora» de una de ellas.
Automáticamente recordó cuando la escuchó con Ella, abrazados en su cama, y le explicó que los primeros versos de la canción reforzaron aquella metáfora que se había montado con las luces navideñas siempre encendidas de su vecino, hasta el punto de que había optado por no retirar las suyas propias aquel año. Como resultado, Ella estuvo semanas llamándole Lover en sus mensajes, y él se reía y entornaba los ojos al leerlo.
Quizás Ella tuviera una ligera idea, pero no sabía todo lo que estaría dispuesto a hacer él con tal de que le volviese a llamar Lover.