Se le habían acabado las palabras, ya no sabía cómo describirla: Sus labios rojos a juego con los botines de Dorothy, aquellas piernas increíbles bajo la minifalda imposible, el supuesto dedo deforme…
Y la injusticia tremenda de saber que estaba fuera de su alcance, por mucha conexión que continuara existiendo entre ellos. Daba igual cuánto bourbon añadiese a la ecuación, la incógnita nunca iba a dejar de tender hacia infinito.