Repetirse

No le importaba repetirse y volver a escribir sobre aquella vieja canción que siempre volvía, que le recordaba cómo seguía varado en un andén perdido, cómo había fracasado en casi todo en su vida, cómo el destino se empeñaba en demostrarle quién era el que mandaba una y otra vez.

Pero aquella canción, que se empeñaba en recordarle que la gente que más quería siempre se acababa yendo, también le regalaba la promesa de que, en algún lugar donde la noche era más bella y los sueños se iban en el sabor de un café, su tren aún estaba por pasar.

Esperando

Como decía la vieja canción, él seguía esperando su tren. Con la aterradora sospecha de que, probablemente, el tren que esperaba ya hubiera pasado, pero con la necesaria esperanza de seguir esperando. Al menos para no tener que aceptar su derrota.