Él

Por supuesto que seguía pensando en Ella, y que se le seguía acelerando el pulso cuando alguien le contaba que la había visto o hablado con Ella; incluso todavía ideaba planes alocados para estar a su lado, aunque supiera que no iban a realizarse. Pero las palabras no venían, la necesidad de escribir ya no acuciaba.

Y no era porque Ella empezara a dejar de ser Ella, cosa que nunca iba a ocurrir, sino más bien porque empezaba a aceptar que él nunca iba a volver a ser Él, si es que alguna vez lo fue.