Parecía que no era capaz de aprender la lección. No lograba darse cuenta de que ofrecer a los demás bondad, honestidad y empatía no servía para ganar afectos o amistades, sino solo para ser utilizado y desechado como un pañuelo usado. No soportaba la idea de tener que convertirse en una mala persona o un egoísta, pero su ingenuidad y su inclinación a hacer siempre lo correcto le terminaban haciendo sentir como un idiota que desperdiciaba energías, sentimientos y tiempo.
Era desolador que, tras meses de hacer saltar su vida por los aires, todo permaneciera igual, pero aún más solo.