No, no iba a escribir sobre lo que había pasado la noche anterior. Posiblemente no volvería a escribir nunca más, no después de que el final definitivo hubiera llegado con aquella mirada cargada de desprecio con la que Ella «se despidió».
No necesitaba escribir sobre ello, porque el dolor que le produjo aquella mirada le iba a acompañar de por vida.