Aquel sábado noche no publicó la foto. Se sentó en su balcón como siempre, se sirvió su bourbon como siempre, se puso la música de siempre, y lloró como siempre, pero no publicó la foto.
Porque, pese a todas sus ilusiones, pese a todos sus empeños, pese a todas sus buenas intenciones, se volvió a casa solo, como siempre. Y aquella noche la vida le pesó mucho más de lo que le pesaba siempre. Aquella noche la vida le pesó como nunca.