Odiaba cerrar capítulos de su vida, porque implicaba despedirse, seguramente para siempre, de personas con las que había compartido trabajo, esfuerzos, ilusiones y sacrificios; personas que habían rellenado huecos en su vida, personas de las que había aprendido; personas con las que había reído y llorado, personas con las que había vivido.
Por eso odiaba cerrar capítulos de su vida. Y por eso se negaba a cerrar el capítulo de Ella.