Allí, tumbado de nuevo en una cama de hospital, mirando cómo los goteros repetían su función sin pausa, pensaba en qué había hecho con su vida, y en cuán lejos estaba de todo por lo que había peleado.
Y lo peor de todo, que el día menos pensado su película podía llegar al final sin avisar, y él se habría quedado a medio camino de ninguna parte