Fue agradable volver a ver un mensaje privado de Ella en su teléfono, aunque fuera por un tema de pura conveniencia. Su respuesta trató de ser cordial pero distante, porque su voluntad de pasar página con Ella continuaba igual de firme, y más con el aniversario tan doloroso que había «celebrado» el día anterior.
Cuando, ya por la noche, él volvió a escribirle para darle la contestación prometida, Su respuesta fue igual de distante, así que no pudo poner objeciones.
Pero estaba claro que eran aquellas pequeñas cosas las que, por más sutura que él se empeñara en dar a la descomunal cicatriz de su corazón, hacían saltar algún punto que la volvía a reabrir. Alguna pequeña cosa como un mensaje Suyo diciendo que tenía ganas de verle.
Ante aquellas pequeñas cosas, lo único que podía hacer era mantener la cabeza alta y recordar que, aunque lo odiaba con todas sus fuerzas, tenía que mantener una promesa hecha justo un año atrás.