Aquella vez la lluvia fue su aliada. Aunque habían acudido a horas distintas, la tromba de agua les obligó a esperar juntos un rato a que escampara un poco. Al principio, un silencio incómodo; a continuación, algo de típica charla social, pero con Ella insinuando una invitación a un plan posterior. Aquello no se lo esperaba, y le dio alas para lanzarse al ataque: así que alabó sus capacidades y destrezas, alabó su atuendo, alabó su personalidad…
Le dijo un montón de palabras bonitas, excepto las dos únicas que necesitaba decirle : te quiero.