Estaba siguiendo el plan al pie de la letra: cambio de rutinas, mucha actividad para mantenerse ocupado, moverse por nuevos ambientes y con nuevas personas, escuchar nuevos estilos y grupos musicales, apretar los puños y los dientes para resistir la tentación de una nueva recaída.
Pero tener que emplearse a fondo continuamente era agotador, porque cuando el amor era auténtico e incondicional, alejarse se convertía en una obligación extremadamente difícil.