Su plan había salido casi perfecto. El tiempo mejoró en el último momento. Había preparado merienda, café y licor. Se llevó un pequeño altavoz para que sonara una selección especial de canciones. Incluso se levantó una brisilla que terminó de disipar el calor de la tarde.
Casi perfecto, porque lo único que faltó, al final, fue Ella.