Adoraba aquel maravilloso país, con sus prados y sus bosques de un verde sobrecogedor, y con sus altas y desafiantes montañas. Viajar por aquellas tierras le transmitía paz y elevaba su espíritu, tal y como a Ella le gustaba.
Habría matado por tenerla allí, por poder compartir con Ella el aire, los olores, las vistas, los momentos.