Aunque aún había noches como aquella, en que los demonios se esmeraban en su vorágine de daño y destrucción, empezaba a recuperar el control.
Su amor le seguía doliendo, pero ya era capaz de respirar hondo y seguir caminando.
Aunque aún había noches como aquella, en que los demonios se esmeraban en su vorágine de daño y destrucción, empezaba a recuperar el control.
Su amor le seguía doliendo, pero ya era capaz de respirar hondo y seguir caminando.