Estuvo a punto de caer en la tentación de pasarse todo el domingo pensando en Ella y en si algo habría cambiado tras Su insistencia en que quedaran un rato en el bar de siempre a tomar algo.
Pero se contuvo, porque la respuesta era no: si hubiera cambiado algo, Ella se lo habría dicho.
Así que nada en que pensar, excepto en volver a encerrarse en su caparazón para no sentir, y en seguir buscando un camino por otro lado.