Así era él: en la semana grande de las fiestas de una de las ciudades más importantes del país, sentado frente a uno de los museos más bellos e importantes del mundo, con un millón de posibilidades a sí alrededor… Y peleando por sacarse de la cabeza a alguien que hacía su vida pasando de él a setecientos kilómetros de distancia.
Así era él: un memo.