Lo cierto era que con la euforia de su logro, llevaba una semana de alegría y optimismo casi descontrolado, especialmente en lo que tenía que ver con Ella. Había estado muy a punto de escribirle varias veces, de enviarle la canción que tenía reservada desde hacía meses para Ella, de compartir con Ella reels y memes con aquella misma complicidad que cuando estuvieron juntos. Pero aquel discreto silencio que Ella continuaba manteniendo le frenaba en el último momento.
Y pese al acuerdo mutuo de una celebración por todo lo alto aquel verano, que en el fondo era su mayor deseo, algo le decía que enfundarse el mono de trabajo «a pico y pala» solo le iba a servir para cavar su propia tumba.
Siempre tenía que haber un pinchazo de realidad entre tanto flower power