Siempre pasaba igual: Ella escribía algún mensaje muy breve, lo suficiente como para que él no supiera si no quería conversación, o no podía, o no era un buen momento… Y claro, contestaba como podía, con varios mensajes cortos que iban dando poco a poco toda la información que él quería transmitir. A lo que Ella, a veces, respondía con emojis, lo que a él no le aclaraba si zanjaba la conversación o no, y por tanto no sabía si tenía, debía, podía continuar escribiendo o no. Y así se quedaba la cosa…
No saber. Esa era la peor sensación del mundo, no saber.