2/Catorce

Había decidido que no iba a escribir aquella noche, ni a hacer foto del bourbon. De hecho, ni siquiera iba a salir al balcón, no tenía ganas de otra llantina de las suyas. Trató de reconvertir otro plantón descarado en una noche de cine casero, vino y sushi, como si con aquella mierda de publicación fuera a convencer a alguien de que estaba muy feliz y muy contento por su cuenta, y se acostó en cuanto terminó la peli. Pero hacía calor en su habitación y no lograba conciliar el sueño, así que al final agarró los auriculares y se sirvió un bourbon en el balcón de siempre. Se pegó dos buenos lingotazos dobles, dudó en hacer la foto solo para Ella al final, pero la canción que le salió fue una de aquel reguetonero con poco talento, muchos problemas de dicción, exceso de auto-tune, y letras muy subidas de tono que tanto le gustaba le gustaba a Ella, y no le pareció apropiado usarla después de que su época de encuentros íntimos parecía cosa del pasado por mucho que les representase al detalle.

Pero justo cuando estaba a punto de irse nuevamente a la cama, como por arte de magia (o porque realmente sabía que él estaría ahí), apareció Ella respondiendo a la mierda de foto del sushi, y comentándole que se volvían un día antes de la playa. Con aquella sutileza tan Suya dio por hecho que él tendría ya planes, pero que en caso contrario podrían hacer por quedar para tomar algo, y a él se le cayó el mundo encima: efectivamente se había buscado plan regulero con tal de no pasar otra noche solo en casa, tan regulero que le dejaba unos horarios casi imposibles para intentar verla a Ella y cuadrarlo todo. Porque, por más que se hubiera jurado a sí mismo lo contrario aquellos días, no podía dejar de acudir a Su llamada, aunque fuera una cerveza rápida en unos pocos minutos.

Era Ella haciendo por verle, ¿cómo iba a decirle que no? Por mucho que la lucecita roja de «friendzone» parpadease sin parar, por mucho que su cerebro le gritase que se trataba sólo de un gesto amistoso, era Ella haciendo por verle, y las canciones del puto reguetonero resonaban de repente en su cabeza sin descanso.

Era Ella queriendo verle.