Llevaban tres días enteros sin cruzar ni una sola palabra, justo desde después de que Ella le hubiese enviado aquel maravilloso selfie. Y a él le extrañaba, porque al día siguiente se iba unos días a descansar a escasos veinte kilómetros de donde estaba Ella, y justo antes del selfie Ella le había recordado que se verían esa semana. Y luego silencio.
No sabía qué hacer. No sabía si escribirle con alguna excusa, no sabía si dejarlo todo correr, no tenía ni idea. Solo intentaba mantener su cabeza ocupada para seguir pretendiendo que no pasaba nada, que no aspiraba con vehemencia Su perfume en la brochita que Ella le regaló la última vez estuvieron juntos. La misma que Ella le había recordado apenas tres días atrás que tenían que usar de nuevo.
No sabía que ocurría, no entendía aquel silencio, pero se conformaría si significaba que Ella continuaba teniéndole en mente.