Diez segundos. Eso fue todo lo que les faltó. Que él se demorara diez segundos más al salir del baño, que Ella se apresurase diez segundos en ir al baño, para que se hubiesen encontrado en la escalera, ocultos de miradas ajenas. Se habrían besado furtivamente, estaba seguro.
Pero les faltaron diez segundos. Ojalá, a su vuelta, Ella decidiera decidiera devolverle aquellos diez segundos tan definitivos.