Montaña Rusa

Se suponía que debería estar acostumbrado, pero lo cierto era que su vida se había convertido en una montaña rusa emocional de la que uno no sabía qué esperarse: en apenas veinticuatro horas había pasado de un desastre de evento, cita catastrófica y preocupación máxima a un día de piscina entero con Ella, beso furtivo e interrumpido incluido, y propuesta de planes futuros.

Pero al final, lo único que le importaba era una sola cosa: Ella le seguía buscado, y él no iba a decirle que no.