Al final había logrado su propósito: después de que Ella pudiera cuadrar sus horarios en el último momento y se presentase en su casa, después de que hicieran el amor hasta caer rendidos, después de apurar hasta el último minuto abrazados mirándose a los ojos, después de dejar que fuesen las canciones las que hablasen por ellos, después de que Ella se marchase y volviera apenas una hora después, después de que se rieran y llorasen y volvieran a hacer el amor, después de mandarse audios y quedar para escuchar canciones a la vez…
Después de todo aquello, después una tarde que nunca jamás podría olvidar, había logrado su propósito: irse a descansar ya de madrugada, y que su cama entera oliese a Ella, que fuese Su perfume lo que le arrastrase al mundo de los sueños.