Deporte

Se enteró, totalmente de rebote, de que Ella volvía a practicar aquel deporte duro e intenso que tanto los había unido, y en el que él había empezado solo por seguirla y complacerla a Ella. El mismo deporte dominado por personas horribles que había comenzado a separarles años atrás.

Y, aunque se alegraba de que Ella estuviera lo suficientemente recuperada como para volver, le partía el corazón que volviera al  mismo sitio horrible que los había separado bajo el dominio cruel de gente con veneno en vez de alma.

Porque aquella mínima parte ingenua e inocente que quedaba en él continuaba sin poder creer que una Mujer como Ella no pudiera, no quisiera o no se atreviera a enfrentarse a la tóxica realidad de una gentuza que no merecía ni el aire que respiraban.

Al fin y al cabo había sido Su decisión y, aunque él siguiera soñando con que todo era posible, se confirmaba con rezar porque Ella nunca tuviera que arrepentirse de hacer apostado por el caballo equivocado.