Lo llevaba intentando toda la semana pero no lo había conseguido. Haber cenado con Ella, haber tomado una copa, y que después Ella le hubiera escrito había removido lo que no era capaz de sacar de dentro, y cuando quiso desahogarse en su Refugio no fue capaz, las palabras se negaron a acudir en su ayuda. Quizás aquello era lo que tenía verla cada dos meses, que tampoco había nada nuevo contar.
Siempre escuchó que el amor lo podía todo, pero no era cierto: el amor no te traía las palabras, ni siquiera pata hablar de Ella.