Noches

En otra de aquellas contracciones tan propias de él, empezaba a cogerle el gusto a las noches de balcón en que la combinación de mucho más bourbon de la cuenta, canciones especialmente significativas, sentimientos implacables y una soledad demasiado persistente le arrancaban un torrente de lágrimas de, al final, no era capaz de contener.

Pasaba un mal rato, sí, pero irse a dormir con la sensación de haberse desahogado no tenía precio.