No había reparado en que llevaba un par de días sin pensar en Ella, entretenido en sus tonterías de la vida diaria, hasta que vio su foto: un brindis improvisado y casero, sin arreglar, con el pelo mojado y aquellos ojos enormes que hablaban por sí solos…
Y entonces recordó por qué la había amado por encima de todo durante media vida, y recordó la penitencia que tendría que hacer durante la otra media.