Tenía ganas de empezar a escribir sobre nuevas historias, sobre nueva gente, sobre nuevas miradas, sobre nuevos flirteos, sobre todas aquellas nuevas sendas que empezaban a abrirse ante él. Pero cada vez que lo intentaba, terminaba desistiendo y borrándolo todo.
Porque todas aquellas nuevas experiencias que estaba viviendo, aunque necesarias y razonables, le acababan pareciendo anodinas y banales.
Y no era porque no le apeteciera, sino porque sentía que un capítulo de su vida seguía sin cerrar. Mientras las canciones le recordaran a Ella, mientras cambiara sus planes por verla a Ella, mientras buscase Sus «me gusta» en las redes sociales, todo lo demás le parecería insignificante y vacuo.
Y aunque ya había asumido que Ella ya no iba a estar a su lado nunca más, sentía que allí, en lo más profundo de su corazón, algo le decía que tenía que encontrar la manera, la conversación, el mensaje, incluso el beso, que cerrase de una vez por todas el capítulo más importante de su vida: el capítulo de Ella.