Imposibles

Había estado toda la semana evitando escribir sobre aquella preciosa canción de Zahara que lograba resumir los quince años de su historia en apenas dos frases, pero después de que, a pesar de cambiar sus planes para verla, y que toda su conversación se redujera a escasos veinte segundos, de que Ella estuviera dándole la espalda durante dos tercios de la noche, lo dejaba meridianamente claro: «Ella y él podían haber sido invencibles, Ella y él eran imposibles»