Despedidas

Otro curso terminaba, y otra vez llegaban las despedidas. Y después de aquel año tan duro, tan exigente, tan radical, se le hizo especialmente duro. Porque, aunque pareciera difícil de creer, aquel grupo de jovenzuelos inexpertos y desconocidos se habían convertido en su apoyo, en su consuelo, en su fuente de cariño, en la mano que le hacía levantarse cada mañana.

Así que pensar en que a ellos también los perdía, probablemente para siempre, le hizo recordar su antigua vida, sus antiguos amigos, su antiguo Amor y todas aquellas cosas que se le habían ido quedando por el camino.

Estaba cansado de tantas despedidas.