No estaba mal que, después de una semana de aislamiento casi absoluto, decidiera por fin sentarse a ver la televisión en compañía de su familia, y lo primero que le pusieran fuese una serie sobre amores prohibidos, triángulos amorosos y personas ya maduras que no podían evitar buscarse a pesar de sus buenas intenciones. De situaciones calcadas a las que él había vivido con Ella. De amores imposibles que se abrían paso como un rompehielos en el Antártico.
Por más que él hubiera decidido dar un impulso revolucionario a su vida, el karma le seguía enviando mensajes muy claros y de sobra conocidos.