Encanto

Fue algo involuntario, le salió solo, pero llamó «Encanto» a otra persona por primera vez. Se arrepintió al instante y llegó a sentirse casi culpable, porque sólo a Ella la llamaba «Encanto», como le dijo en aquella antigua conversión de chat que acabó subiendo de tono, con licor y chocolate a un lado de la pantalla y bourbon y hielo al otro.

Pero después del primer momento de arrepentimiento, se sintió tristemente resignado: tal y como pintaban las cosas, pocas ocasiones se iban a dar para que él volviera a llamarla «Encanto».