Leyó una cita de Murakami sobre la tormenta, y se detuvo por un momento a reflexionar sobre cuánto tiempo llevaba él luchando por salir de la suya, cuántas energías había malgastado y cuántas le quedaban aún.
Porque, como en la canción de Bon Jovi, estaba seguro de que él era un Luchador, uno de aquellos que nunca se rendía, que a trancas y barrancas seguía dando un paso tras otro, uno de aquellos cuyo nombre nunca sería recordado.
Eso sí, que hubiera ido perdiendo una a una todas las batallas en que había luchado ya era otra cuestión.